Los ingresos del sector de los áridos en Galicia experimentaron un retroceso en 2016, con una caída del 19,7%, hasta situarse en los 40,6 millones de euros, por lo que vuelven a los niveles de 2013, lo que supone la cifra más baja tras lo mínimo histórico de 2014.
De esta forma, el sector no logra consolidar el punto de inflexión iniciado en 2015, año en el que la facturación había crecido hasta los 50 millones de euros. Pero más dramática es la situación se se compara con el récord de 131 millones de 2007, dado que desde entonces se arrastra un desplome del 70%.
El 80% del empleo, en el rural
En contraste con estos datos, hay que destacar el hecho de que las empresas mantienen su compromiso con sus trabajadores, ya que el descenso de la producción en 2016 no repercutió en una bajada proporcional en el empleo, pues el número total de puestos de trabajo pasó de 805 a 800, lo que supone un 0,6% menos.
La mayoría de los puestos de trabajo (en torno al 80%) que generan las canteras y graveiras desperdigadas por todo el territorio gallego contribuyen a fijar población en el rural. En total hay 70 centros de explotación repartidos en 82 ayuntamientos y mantienen 2.800 empleos indirectos.
Lenta ejecución y menor consumo de áridos
Para paliar la grave situación por la que atraviesa el sector, resulta imprescindible que se ejecuten al 100% las anualidades de las obras consignadas en Galicia en los presupuestos autonómicos y estatales para el ejercicio 2017, así como una mayor celeridad en los plazos.
Este notable descenso en la demanda de los áridos se debió a la endeble coxuntura de la obra pública, en la que el nivel de ejecución no sigue el ritmo del presupuestado, a lo que se suma la escasa inversión para lo mantenemento de las carreteras y la práctica inexistencia de la edificación residencial.
Todo eso dio como resultado que en 2016 se había conseguido un menor consumo de áridos, hasta situarse en un promedio de 2,8 toneladas por habitante, frente a las 3,5 toneladas de 2015, lo que representa una caída del 20%. La ligera reactivación de la construcción de edificios residenciales y no residenciales aun no es suficiente para impulsar los resultados del sector.
De hecho, todavía está lejos del promedio europeo de consumo de áridos (5,1 toneladas por habitante). Aun así, en Galicia el consumo per cápita superó el conseguido en el resto de España (1,9 toneladas por persona).